UN AUTOBUS DE UÑAS
Viajo en un
Autobús de Uñas (las frenadas y las curvas las coge el
conductor de la peor manera posible, haciendo casi imposible que
algunos viajeros le escupan improperios). Es el mismo autobús
que me llevará el 23 de julio a celebrar la “Fiesta de la
Democracia”.
“Lo
llaman Democracia y no lo es” leo escrito en el respaldo de un
asiento de este autobús que cogeré para ir a votar al
Colegio que me corresponde. Yo voy a ir a votar por encontrarme con una
masajista con final feliz que está de “Apoderada”
por un partido de esos que a mi parienta le gustan por extenderse
más en ese Rebuzno uno, grande y libre.
La lista de
partidos es demasiado larga. Yo elegiré uno jugando al Pinto,
Pinto Gorgorito (Rima de sorteo infantil):
Pinto, pinto, Gorgorito
¿Dónde vas tú tan bonito?
A la era verdadera.
Pim, pam, pum, ¡fuera¡
Esta
será la papeleta que introduzca en la urna sin defraudar la
menor cosa a los Asnos y Jumentas que se presentan para gobernar la
Nación.
Lo hago
así, por verme precisado a ello, y porque es mi forma de hacer
todo el favor posible a unos cuadrúpedos que tanto merecen el
aprecio de sus gentes, sabedor de que este es el voto útil,
más conveniente y justo para formar el mejor Gobierno.
Sin falta de
interés por mi parte, ni de voluntad y buenos deseos, me
jactaré de haber elegido a los Asnos y Jumentas más
eficaces en dar un buen Rebuzno que nos cubra desde las orejas hasta el
rabo.
DANIEL DE
CULLA
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